Es importante saber que las gemas y cristales que llegan a tus manos, han pasado un enorme proceso para estar a tu disposición y por lo mismo han pasado por muchas personas antes de llegar a ti. Si comprendemos que las piedras son energía al igual que nosotros, estas también son susceptibles y receptivas a la energía del entorno, si bien hay piedras que son más sensible a esas energías como el cuarzo que tiene la particularidad de grabar información, todas las piedras necesitan ser limpiadas antes de utilizarlas, para poder neutralizarlas de otras energías que no sean las tuyas. Por esta razón te entregamos algunos de los tips para que las puedas limpiar, es importante recordar que no todas las piedras se pueden mojar, así que te damos distintas formas de limpiarlas.
Para limpiarlas es idóneo usar los elementos de la naturaleza, los cuales son parte de las formación de los minerales.
Agua
Dejar las piedras en agua natural corriendo (mar, río, cascada) por 15 minutos, el mar es ideal porque contiene sal lo cual es de gran ayuda al momento de limpiarlas o bien en una fuente de vidrio, greda o madera colocar 3 cucharadas de sal de mar gruesa en 1 litro de agua purificada y dejar 30 minutos. esta técnica es sólo para cuarzos y ágatas, recordemos que no todas las piedras pueden mojarse.
Tierra
Puedes enterrar la piedra en la tierra o dejarla sobre ella todo un día y toda una noche (24 horas).
Aire
Puedes usar un sahumerio con el humo del palo santo, incienso blanco o salvia seca. Prender el inscienso desde una vela blanca o lila y pasar sobre el humo la piedra por 5 minutos.
Fuego
Puedes pasar la piedra sobre la llama de una llama de vela blanca o lila, por unos 5 minutos.
Las limpiezas anteriormente descritas, se deben realizar en luna menguante o nueva. Es sabido que la luna es un astro que ayuda e influencia mucho en los procesos y no queda ajeno a las gemas y cristales, por esta razón se utiliza la energía lunar en los procedimientos de limpieza, por el contrario la energía solar ayuda a energetizarlas y amplificar la vibración.
Por Francia Becerra C.