Entrevista a Masaru Emoto
¿Qué le han enseñado sus investigaciones sobre el origen de la enfermedad?
-Todo en el universo es producto de la vibración. Y quizás a eso se refieran los textos sagrados al señalar que en el comienzo fue la Palabra que no es sino una expresión de la vibración. Las vibraciones son energía. Sin energía el hombre se muere y cualquier objeto que existe en el mundo desaparece. La vibración es vida. Cuando el corazón deja de vibrar todo se degrada. Y es el agua precisamente el medio de transmisión de esas vibraciones. El cuerpo humano tiene seis mil millones de células que cuando está sano vibran en armonía, como en un gran concierto. Cada una tiene su propia vibración. Pues bien, para que surja la enfermedad, la rotura de la armonía, primero empiezan a alterarse las partículas subatómicas. Y si esa mala vibración es crónica en dos o tres años degeneran las vibraciones del átomo. Luego, en períodos similares, se alteran las moléculas, las células y, finalmente, los órganos. Cuando el ser humano comienza a sentir dolores es que se encuentra ya en la fase de afectación de células y órganos. El mundo subatómico es, si lo comparamos con el mundo visible, un mundo “espiritual”. Por eso cuando entramos en una vida antinatural, contraria a las leyes divinas, enfermamos. Por eso cuando entramos en negatividad, cuando tenemos pensamientos negativos, enfermamos. Y también por eso si no enfermamos espiritualmente nuestro cuerpo no enferma. De ahí que actualmente la medicina moderna esté tratando la quinta etapa: cura los síntomas sin ir a su origen subatómico. Sin embargo, la enfermedad surge de la energía. Hasta ahora toda esta vibración subatómica que yo denomino Hado, expresión fruto de dos ideogramas japoneses que traducidos al inglés quieren decir movimiento y onda no era palpable pero ahora ya puede verse su materialización en las cristalizaciones que hemos obtenido del agua.
¿Y la curación?
La curación se alcanza cuando se recupera la armonía, la vibración normal. Cuando padeces dolor de cabeza en el fondo subyace una onda de vibración anormal. Lo habitual en estos casos es tomar una aspirina pero ésta lo único que en definitiva hace es aportar una contraonda que neutraliza la onda defectuosa contrarrestándola. Hablamos de que la curación es vibracional y el agua, por su capacidad para almacenar información, es la portadora ideal de toda energía y por eso es capaz de neutralizar la frecuencia de cualquier enfermedad. Los médicos tienen que aprender y cambiar su forma de mirar y atender al paciente. Yo mismo he tenido la experiencia de curarme con agua y he curado a muchas personas pero me di cuenta de que cuando te limitas a curar una enfermedad después viene otra… y después otra. En definitiva el origen de la enfermedad no es sólo individual sino también social y, por tanto, para recuperar la salud, para hacer desaparecer la enfermedad es necesario que la sociedad cambie.
Tengo entendido que cuando usted se dedicaba a atender enfermos trabajó con un dispositivo denominado MRA capaz de transcribir información al agua para que contribuyera a la curación de sus pacientes…
-El MRA o Magnetic Resonante Analyzer es capaz de codificar el patrón de energía de cada sustancia y verificar su resonancia. Se obtiene a partir de un leve campo magnético generado por el MRA que se transmite al objeto o sustancias hasta conseguir la resonancia. Y la información obtenida puede transmitirse al agua ya que es el medio que tiene mayor capacidad de retención de datos. Trabajamos con el dispositivo hasta conseguir un código inmunológico (información Hado de la fuerza inmunológica normal) y lo trasmitimos al agua potable utilizándolo con buenos resultados en muchas personas enfermas.
En la actualidad existen muchos métodos diferentes para mejorar la calidad del agua: vitalizar, magnetizar, activar… ¿Qué opinión le merecen todos ellos?
En Japón también se comercializan muchos sistemas para mejorar la calidad del agua pero si me lo permite prefiero no opinar sobre ellos porque para mí lo más importante es la actitud, la conciencia. Si alguien quiere comprar un aparato para vitalizar el agua y piensa que le servirá para curar… realmente le servirá porque la fuerza más importante es la de su pensamiento. Es la misma fuerza capaz de conseguir que un medicamento, por ejemplo, nos siente bien cuando creemos firmemente en él o no nos afecte cuando tenemos dudas sobre su utilidad.
En tal caso alguien cargado de negatividad y malas intenciones que intente mejorar su calidad de vida a través de alguno de los sistemas existentes de tratar el agua, ¿no mejorará su salud?
-En ese caso aunque beba una excelente agua no va a cambiar en nada su salud. Permítame un ejemplo: el agua de Lourdes en Francia. Hay mucha gente que cree que realmente es milagrosa y son muchos los que han visitado el lugar creyendo en la influencia en ella de la virgen María. En suma, se trata de un agua cargada, ante todo, de las buenas intenciones de los que por allí pasan. Bueno, pues las fotografías de sus cristales demuestran efectivamente su calidad, su bondad. Es un agua muy buena… sólo que además es preciso beberla con intención y conciencia.
Quienes han podido contemplar cómo las moléculas de agua absorben la información transmitida por una pieza musical de Beethoven o Mozart y la transforman en bellos cristales de diferente forma difícilmente van a olvidar un espectáculo tan bello.
¿Diría que su trabajo demuestra la capacidad del agua para absorber la información que subyace en toda energía?
La música es vibración pura y el agua es capaz de recibir y transmitir esa información. Pensé por tanto que la estructura del agua tenía que ser distinta antes y después de escuchar música… y encontré que en cada caso el agua reacciona de manera diferente. De hecho, cada uno de los movimientos de Las cuatro estaciones de Vivaldi transmite una información diferente que hace cristalizar al agua de manera también diferente… pero siempre armoniosa. Lo mismo ocurre con Beethoven, Mozart, Bach… y muchas piezas de música folklórica y canciones compuestas con fines relajantes. Sin embargo, en las muestras obtenidas tras someter el agua a piezas musicales tipo Heavy Metal aparecen imágenes desarmónicas que parecieran tener que ver con lo demoníaco y por eso no cristalizan. El cristal nos enseña que esas cosas negativas no son buenas para la vida. Y no sólo pasa con la música. También las fotos transmiten vibración. Los dibujos de Miguel Ángel transmiten vibraciones y nosotros las disfrutamos. Tienen como un sentimiento de sanación. Todas las buenas artes tienen la propiedad de sanar.
Y las palabras. Lo que su trabajo viene a confirmar es que las palabras no son inocentes y que cada una de ellas nos modifica o altera.
También las palabras, efectivamente, tienen Hado. Transmiten una vibración. AMOR y GRACIAS son las palabras que más bellas han cristalizado. Le voy a contar un pequeño experimento. En una muestra de arroz pusimos la palabra GUERRA y el arroz se pudrió. En otra muestra pusimos la palabra MALTRATO y el arroz se llenó de moho. En cambio la muestra que estaba acompañada de la palabra AMISTAD se conservó más tiempo. ¿Por qué ocurren este tipo de cosas? Porque la palabra es también Hado, las palabras tienen también vibraciones. Y las palabras las aprendemos de nuestros padres pero su origen está en la variedad de vibraciones de la propia Naturaleza. Las palabras convierten las vibraciones de la Naturaleza en sonidos. Pienso que la Naturaleza, cuando está en calma, con el correr de los ríos, el cantar de los pájaros y el sonido del viento en los árboles fue formando los sonidos armónicos, las buenas palabras. Y al contrario, el rugir de un tigre o el ruido de un relámpago son vibraciones muy fuertes que fueron formando las palabras contrarias. AMISTAD es una palabra de comunicación positiva; en cambio, palabras como GUERRA o ESTÚPIDO emiten una vibración negativa. Por eso una materia orgánica como el arroz reaccionó de acuerdo a las vibraciones en el experimento. Y le diré que fotografiamos el resultado de la palabra GRACIAS en muchos idiomas -inglés, alemán, malayo, italiano, chino, filipino, portugués y español- obteniendo siempre bellos cristales. Por eso si nos acostumbramos a decir la palabra GRACIAS nuestra vibración interna será positiva. Imagínese hasta qué punto recoge la información el agua que con la palabra PAREJA o MATRIMONIO aparecen ¡dos cristales! Uno como sujetando al otro pero, a la vez, protegiéndose ambos.
¿Sus trabajos suponen un respaldo científico al poder de la oración y el poder del pensamiento?
-Mire usted, la oración forma cristales armónicos. Es vibración. Se han fotografiado diferentes plegarias u oraciones de muy distintas religiones -budismo, sintoísmo, catolicismo, islamismo, judaísmo…-, cada una con su particularidad, y todos los cristales obtenidos son bellos, todos contienen el fundamento de vida de la Naturaleza. En suma, lo que nos enseña el agua es que debemos dejar de pelearnos por tonterías. Durante la ceremonia de Envío de Amor y Agradecimiento que se celebró el 25 de julio del 2003 en el Mar de Galilea -en Israel- un grupo de cinco o seis líderes religiosos se acercó a mí y me dijeron: “Lo que está usted haciendo es algo maravilloso. Esto es lo que salvará el universo si todos somos capaces de compartirlo”. Voy a contarle una experiencia concreta que llevé a cabo sobre el efecto positivo de la oración sobre el agua. Un día puse en mi escritorio un vaso con agua contaminada y pedí a 200 amigos que a la misma hora manifestaran que el agua se iba a purificar. Pues bien, el cristal que obtuvimos después era maravilloso. Y ese día comprendí que el mensaje de las palabras no tiene distancia.
Sometida el agua simultáneamente a una influencia positiva y otra negativa, ¿con qué información queda impregnada?
Cuando hicimos la experiencia de enviar dos expresiones antagónicas al agua como GRACIAS y ERES UN ESTÚPIDO pensamos que no iba a tener resultados porque lo positivo y lo negativo se neutralizarían. Sin embargo, la palabra GRACIAS tuvo más fuerza. -¿Hay algo que podamos hacer con el agua para mejorar la salud? -Sí. Por ejemplo, colocar dentro del congelador una botella llena de agua con las palabras AMOR y GRACIAS escritas en una etiqueta mirando hacia el interior de la botella. Sólo hay que dejarla un día allí y luego ingerirla. Ahora bien, si lo que queremos es ayudar a curarse a alguien debemos hablar en pasado y enviar energía positiva al agua de la botella. Por ejemplo, diciendo “Agradezco haber curado a… (se dice el nombre de la persona) de…… (menciónese la enfermedad).” Por supuesto, desde el corazón. Y luego se le hace llegar la botella para que la beba. Obviamente si es uno mismo el que está enfermo su energía y sus cristales no estarán bien por lo que es necesario que sea otra persona sana la que trabaje sobre nuestra agua.
Esa tarde, tras nuestra charla, Emoto haría una brillante disertación ante un público atento que le acogió con calidez. Y debo decir que sorprendió, por su sencillez, la explicación del fenómeno de la resonancia. Para ello utilizó tres simples diapasones: dos capaces de vibrar en la misma frecuencia y otro con una frecuencia inferior. Pues bien, situados los dos de similar vibración uno cerca del otro aunque sin contacto físico Emoto golpeó a uno de ellos… y de inmediato comenzaron a vibrar ¡los dos! Su sonido se hizo claramente audible en la sala. Emoto procedió entonces a detener con su mano la vibración del diapasón que había golpeado y el sonido cesó en éste pero continuó en el que había resonado a distancia. Repitió luego la experiencia con diapasones que vibraban a distinta frecuencia y el fenómeno no se repitió. A todos nos quedó claro así cómo una vibración es capaz de resonar. “Dios creó al hombre como ayudante -dijo Emoto-. Ayudemos pues a Dios a manejar una resonancia que otros animales no están preparados para hacerlo. Uno de nuestros papeles es el de dar energía a toda la existencia y el agua es el medio para hacerlo”.
Debemos decir que, por desgracia, pocos investigadores se han decidido a seguir los pasos de Emoto. Nos consta, sin embargo, que el doctor Ángel Escudero, miembro de Consejo Asesor de Discovery DSALUD y creador de la Noesiterapia (durante varios meses publicó en la revista una sección con ese mismo nombre que el lector puede leer en nuestra web: Noesiterapia) con la que ha demostrado sobradamente el increíble poder de nuestra mente -como corroboran las numerosas intervenciones quirúrgicas que lleva realizadas sin anestesia- ha decidido estudiar a fondo el trabajo de Emoto. Éste, durante su visita a España, quedó igualmente sorprendido de los trabajos del Dr. Escudero y han acordado colaborar juntos.
Hoy el gran sueño de Masaru Emoto es conseguir -con la ayuda de Naciones Unidas- hacer llegar al mayor número de niños del mundo su libro Mensajes del agua en el convencimiento de que son ellos quienes están más preparados para llegar a entender la naturaleza del agua y las posibilidades que existen de cambiar el mundo que viven a través de ella.
Entrevista de Antonio F. Muro. www.dsalud.com